Lo presentaron como el mejor escapista, y nada más subirse al escenario dijo que no haría ningún truco de escapismo, dejándonos a todos helados.
Comenzó con sus bromas y un juego de cartas espectacular, en el cual una baraja azul se volvía roja y marcada con una gran X. Nos hizo reír y aplaudir muchísimo.
Continuó sacando a una persona de entre nosotros para hacer un juego de adivinación que nos dejó con la boca abierta. Con una pizarra, una tiza, un sobre, y una carta elegida al azar. La historia que contó para realizar el juego fue preciosa e hizo que nos quedáramos muy impresionados.
Después, para que no decayera la cosa, se sacó del zapato una “pedazo” de piedra y un botellín de Coca-Cola que, según él, le molestaban desde el principio de la actuación, para continuar sacando los aros chinos, contándonos que ese era su truco favorito y que quería que nosotros disfrutáramos con él tanto como él lo había disfrutado de niño, y puedo decir que así fue. Hizo figuras increíbles y enganchó y desenganchó los aros de forma espectacular, todo ello con una música que lo hizo mucho más vistoso.
Y para terminar, lo que todos estábamos esperando, el truco de escapismo. Sacó a una persona de entre nosotros que nos hizo reír bastante por culpa de su nerviosismo. Probó la camisa en él para que viéramos que no había forma de salir de ella, y luego se la puso con ayuda del espectador elegido. Con diferencia el mejor truco de su espectáculo, ya que nos puso a todos los pelos de punta, con el esfuerzo y viendo como al final se había zafado de aquella camisa, lo que parecía totalmente imposible.
En resumen, fue un espectáculo increíble con el que disfrutamos muchísimo, y nos encantaría que se volviera a repetir.
Monica Pernas.